Ante los dichos vertidos por el ex Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, elegido democráticamente por dos periodos en la década del 90 y máximo responsable político del asesinato de Maximiliano Kosteki y Dario Santillan, desde la Comisión Directiva departamental La Plata queremos expresar nuestro más enérgico repudio.
La cantidad de interrupciones que sufrió el sistema democrático a lo largo de la historia de nuestro país debe bastar para entender que la miseria y la desigualdad, no se resuelven con mano dura ni con gobiernos de factos. Más bien todo lo contrario, han sido estos procesos los que han instalado políticas que se generan por intereses foráneos y nada tienen que ver con las necesidades del pueblo.
Esta crisis económica en la que está inmersa la Argentina es producto de políticas económicas erróneas que solo han favorecido a una pequeña minoría dando como resultado una injusta distribución de la riqueza. Esto se traduce en mayorías populares sometidas a la pobreza, la hambruna, la desigualdad, la carencia de vivienda y de tierras para producir.
El gobierno saliente profundizo aún más todas estas necesidades, endeudando al país como nunca antes en la historia había sucedido, apelando y fomentando la especulación financiera y vaciando al Estado de políticas públicas. Este transitar debe ser reconducido para así generar trabajo, producción, tierra, vivienda y soberanía.
Esta tercera década del siglo XXI nos invita y nos desafía a un proyecto de país inclusivo y democrático. Para ello es necesario reformas estructurales y económicas; consecuentemente se hace imperioso y ultra necesario una nueva ley de administración financiera (sigue aún vigente La ley Martínez de Hoz del último proceso cívico – militar 1976/1983); una reforma tributaria progresiva, impuesto permanente a las grande fortunas, poner en función los organismos de contralor para combatir la evasión fiscal. Un estado activo que pueda volcar políticas públicas, participativas, que brinde oportunidades para los que menos tienen y con ello redunde en una justa distribución de la riqueza.